martes, 23 de abril de 2013

La colaboración de Josep María Osma: El cabo noval, héroe y martir español con Cruz Laureada

Segunda entrada del colaborador Josep María Osma Bosch, que ya nos deleitó con el artículo del almirante Antonio Barceló hace 15 días. Un lujazo para Manu Militari contar con un colaborador de tan alto nivel. La historia de hoy, además, tiene que ver con Asturias, casi la segunda patria chica de Josep María.




El cabo Noval

Entre los años 1909 a 1925, muchos fueron los españoles que demostraron su heroísmo en las campañas bélicas de Marruecos, y la Patria agradecida por su espíritu de sacrificio les premió, tras los correspondientes juicios contradictorios que se les instruyó con diferentes condecoraciones según el valor demostrado,  algunas a título póstumo, siendo una de esas recompensas, la más preciada y prestigiosa de las españolas, tanto a nivel individual como colectivo, es decir, la Cruz Laureada de San Fernando, de la cual se concedieron en ese periodo 150, a las que podemos añadir las otorgadas durante las dos primeras guerras africanas, en 1859 al capitán José Gutiérrez de Maturana, y al también del mismo empleo (en 1893), Juan Picasso González, primo hermano del inmortal pintor malagueño Pablo Ruíz Picasso.

De ese más de centenar y medio de cruces ganadas en suelo africano, la Infantería fue el arma que más consiguió, las tres cuartas partes; seguida de la Caballería, Artillería, Sanidad Militar, Ingenieros, Cuerpo Jurídico, Aviación y la Armada. Referente a las edades y empleos de los recompensados, el de mayor edad, con 57, fue el teniente coronel Eloy Moreira Espinosa de los Monteros, jefe del Batallón de Cazadores de Tarifa, en 1909; el más joven (con una edad de 18 años), el segundo teniente Carlos Ramírez Dabán, en 1914. Pero, no solamente fueron jefes y oficiales en ganar esa máxima condecoración, también hubo, y en un doce por ciento, las clases tropa, como el cabo Noval, el cual será el protagonista de este artículo.

La última concesión de la Cruz Laureada de San Fernando, y en calidad de Colectiva, fue la impuesta el 1 de octubre del pasado año por el Rey don Juan Carlos I (en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid) al Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara número 10, heredero del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14.º de Caballería (unidad militar que tiene su origen en el siglo XVII en tiempos de Felipe IV) y que entre los días del 22 de julio al 9 de agosto de 1921, durante el conocido históricamente como Desastre de Annual (en misión de de cobertura de protección del repliegue de las tropas españolas, en su última carga a arrebato) de la fuerza en revista que tenía de sus 685 hombres segaron sus vidas en el campo de batalla 32 jefes y oficiales -incluido su jefe accidental el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y Orbaneja-, y 535 de clase de tropa (Nota del blog: ¡un 82,8% de muertos!). A modo particular, y si se me permite el comentario, es inaudito que hayan tenido que transcurrir noventa y un años para reconocer el sacrificio de esos hombres.


Luis Noval Ferrao nació en el actual número 10 de la ovetense calle de Santa Susana, en pleno centro histórico de la capital del Principado de Asturias; en la fachada de ese inmueble hay una placa de mármol conmemorativa, erigida el 19 de abril de 1910 por el Ayuntamiento de Oviedo, en la que se puede leer la siguiente leyenda:
En esta casa nació el 15 de noviembre de 1887
Luis Noval Ferrao
cabo del Regimiento del Príncipe
ofreció su vida en aras de la Patria y murió
gloriosamente
en el Zoco-el-Had (Melilla) el 28 de septiembre de 1909.
El excelentísimo Ayuntamiento de Oviedo
dedica este recuerdo a su heróico hijo.

Sus padres, también asturianos, fueron Ramón Noval Suárez, de profesión empleado municipal, y Perfecta Ferrao Sordo, nacidos en Valdesoto y Piloña respectivamente. A los 15 años abandonó sus estudios primarios y compaginó el trabajo de ebanista con clases nocturnas de dibujo en la Escuela de Artes e Industrias de Oviedo obteniendo excelentes notas.

El 4 de marzo de 1909 sienta plaza como soldado en el Regimiento de Infantería del Príncipe número 3, sito en su ciudad natal, siéndole asignado el fusil máuser número A-2391 y un cuchillo-bayoneta, cuyas armas, modelo de 1893, hoy en día pueden ser visitadas en el Museo de Ejército de Toledo. Tras unas semanas de adiestramiento, y sobresaliendo en disciplina y aplicación, jura bandera y es ascendido al empleo más inmediato al del soldado, o sea, el de cabo. El 14 de septiembre junto a su regimiento, desembarca en Melilla, plaza española en África donde días después, el día 22, participa en la toma del zoco de de el-Had de Benisicar, quedando en este lugar de guarnición.

A las 02:30h. de la madruga del 28 de ese mismo mes, Luis, hallándose de servicio de comprobación de los escuchas, sin darse cuenta, quizá pensando en su familia y amigos que habían quedado en su patria chica, se alejo unos metros de las posiciones españolas. De súbito, es atacado y apresado por un grupo de moros, los cuales, a punta de fusil, lo conducen a tiro de piedra de las alambradas que defendía la tercera compañía de su regimiento, que había iniciado fuego de fusilería al oír ruidos y no responder al santo y seña del día; entonces los apresadores gritaron: “¡Alto el fuego, que somos españoles!". El teniente Evaristo Álvarez, quien estaba al mando de la posición, a pesar de ser cerrada la noche, al reconocer al joven asturiano ordenó el cese del fuego, pero de súbito, Noval con voz enérgica exclamó: "¡Tirad, que vengo entre moros! ¡Fuego! ¡Viva España!".

Horas después, cuando los primeros rayos solares hicieron acto de presencia, la tropa española halló el cuerpo sin vida de Noval con el fusil aferrado a sus brazos, con el cuchillo-bayoneta ensangrentado y al lado suyo dos cadáveres de moros. Sus restos mortales fueron enterrados con honores militares en el cementerio de Melilla siendo trasladados al camposanto de El Salvador de Oviedo el 29 de octubre de 1916. Por esa gloriosa y heróica muerte el rey Alfonso XIII le concedió  la Cruz Laureada de San Fernando y una pensión anual de 400 pesetas que percibiría su familia (Diario Oficial del Ministerio de la Guerra número 39, domingo 20 de febrero de 1910).

La Cruz Laureada que recibió el cabo Noval

Innumerables homenajes fueron los que recibió el laureado Luis Noval Ferrao, entre los que se pueden citar, además de la citada lápida erigida en su casa natal, el solemne funeral el 19 de abril de 1910 en la catedral de Oviedo, donde se leyó una oración dedicada a su memoria compuesta por el canónigo de esa catedral Ángel Reguera López; un mausoleo en su sepultura del cementerio ovetense de El Salvador; dedicación de calles en varias localidades; una estatua en madrileña plaza de Oriente, costeada por suscripción popular, obra de Mariano Benlliure, inaugurada el 8 de junio de 1912 por el rey Alfonso XIII; obras poéticas y teatrales, como Poema de Guerra, de León Castillo en 1910 y El Cabo Noval ( Episodio trágico de la guerra de Melilla), un drama en dos actos y en verso de Francisco Jiménez en 1911.

En la actualidad, el  acuartelamiento del regimiento donde sirvió nuestro  biografiado, es decir, el Regimiento de Infantería  Ligera Príncipe número 3, con sede en Siero (Asturias) lleva el nombre de Cabo Noval, unidad militar que data de la primera mitad del siglo XVI con la denominación de Tercio de Lombardía y de sobrenombre El Osado, considerado el segundo regimiento más antiguo de Europa y el más condecorado de España, y entre las recompensas y distinciones que ostenta su Bandera se hallan los Collares de Carlos III y del Toisón de Oro (1702), tres corbatas de la Cruz Laureada de San Fernando (1836, 1856 y1937), una Medalla Militar Colectiva (1940) y la corbata de la Medalla de Oviedo (1954).    

“Soy soldado que anhela victorias,
descendiente del Cabo Noval;
quiero dar a mi Patria más gloria
Jalonando con lauros la Historia
de mi Madre, la España Inmortal”

Fragmento del himno del Regimiento de Infantería Ligera 'Príncipe', número 3
                                                               
Josep Maria Osma Bosch

1 comentario:

Anónimo dijo...

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